Los todopoderosos a lo mejor no lo pueden todo

En este blog me gusta hablar de personas que se juntan para conseguir cosas una vez alcanzan un número mínimo o masa crítica, y hablar de cómo Internet está ayudandoles mucho. Cuando las personas que se juntan son muy, muy poderosas, pues no necesitan Internet, y aun siendo muy pocos, pueden conseguir grandes cosas. Ya hablé del Club Bilderberg en esta entrada, como paradigma masa mínima para máximos objetivos. Hoy vuelvo a hablar de este club, porque tenemos estos días la reunión anual , en Turquía y con la presencia de la Reina Sofía, donde echo de menos en la lista de asistentes a Esperanza Aguirre, asistente en otras ocasiones.
En general suelo ser escéptico ante aquellos que afirman rotundamente que hay fuerzas oscuras que nos manejan como marionetas sin que nos enteremos de nada, aunque sería inocente por mi parte no pensar que algo hay. Puede ser que Carlyle tenga mucha mano (sino toda) en la administración Bush, o que el grupo Bilderberg esté decidiendo donde va a ser la próxima guerra que justifique nuevas inversiones militares que engorden la industria; pero ni el Pentagono ha conseguido encontrar a Bin Laden, ni a las hordas de programadores superdotados de Google se les ocurrió programar algo tan simple como Gmailuploader. Las entidades hechas por los hombres y para los hombres no son perfectas, arrastran los defectos de éstos, por muy todopoderosas que se nos antoje que sean.