Para hacer nuestra sociedad más igualitaria entre hombres y mujeres, quizá estaría bien por empezar a tener más igualdad en el lugar donde se forma a los que mandan; en la universidad. En la universidad española ya hay más alumnas que alumnos, pero hay menos profesoras y que profesores; y muchas menos catedráticas que catedráticos. Como en otros ámbitos, según se sube en la pirámide del poder, va habiendo menos mujeres.
(El Pais, 29/9/09)
"Empatan en tesis leídas, pero los números femeninos decaen en la enseñanza universitaria: 10.200 profesoras titulares frente a 17.800 profesores. Y por cada 8,4 titulares femeninas hay una catedrática, mientras que por cada 2,3 hombres titulares hay un catedrático."
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1 comentario:
La universidad, como todo, la hacemos entre todos. No es que haya una mano negra que no nos permita a las mujeres avanzar en la universidad, sino un cumulo de circunstancias profesionales y vitales que deberíamos ir cambiando entre todos. Pongamos un ejemplo: taréa típica de investigador acudir a congresos. ¿Dejará de ir el investigador al congreso si su niño tiene fiebre o vomita en el último momento antes de salir para el aeropuerto?. La respuesta, estaréis pensando que es: si es hombre irá si si es madre se quedará. Puede. Pero también puede que la respuesta dependa de cómo esté organizada esa familia. Y empieza a haber hogares en que el investigador se irá al congreso sea padre o madre. Y ese congreso de todos modos, y lo sumará a su curriculum y puede que a fuerza de ir sumando puntitos un día se le reconozcan los méritos -y entonces entrarán a jugar otros factores varios-
Lo que quiero decir es que al enfrentarnos a las desigualdades de género nos enfrentamos a nosotros mismos. Al modo en que organizamos nuestra vida desde lo más cotidiano. No podremos pretender que cambie la universidad, la empresa, la sociedad, si no cambiamos nosotros mismos que somos sus componentes atómicos básicos.
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